domingo, 29 de noviembre de 2015

90 kilómetros

Era mitad de semana y le había prometido que iba a ir a su casa cuando terminara de rendir; y así fue.
Agarré todas las cosas necesarias para pasar la tarde en su ciudad, me puse ropa cómoda para poder sentarme en el pasto a tomar mates, plata para el peaje y el GPS.
En ese momento estaban arreglando la autopista, sumado a que siempre me pierdo manejando, terminé en Villa Madero. Sí, me fui absolutamente para el otro lado. Volví a setear el GPS para poder llegar a su ciudad. Después de muchas vueltas, rulos de autopistas, tránsito, mensajes con Él y un peaje demás, llegué a su ciudad. No sabía dónde estaba, nunca había viajado tantos kilómetros sola. Por primera vez Él llegó después de mí. Se subió y fuimos a una estación de servicio a buscar agua para el mate. Me llevó a recorrer el centro de la ciudad - de la mano -, conocí a su hermana y aprovechamos para comprar algo para comer con los mates. Fuimos hasta la Costanera donde nos sentamos en el pasto (que estaba frío y húmedo) y entre mates y charlas se pasó la tarde. Me invitó a conocer su casa y a seguir tomando mates; accedí.
Llegamos a su casa, calentamos agua y nos sentamos a charlar; también nos sacamos nuestras primeras fotos. Ya era demasiado tarde, estaba muy enganchada con Él.
Quería pasar mi tiempo con Él, abrazarlo, besarlo, cuidarlo, quererlo. No quería volver a mi casa; quería quedarme con Él.
Finalmente volví a mi casa alrededor de la medianoche; me sentía rara, pero feliz.

Ya no quería pasar más tiempo lejos de Él; necesitaba verlo más seguido.
Lo amaba en secreto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario